Hay que empezar a dejar de criminalizar ya la propiedad privada.
Europa se ha construido en base a cuatro pilares: el respeto a la propiedad privada, la seguridad jurídica, la estabilidad política y los climas húmedos. Todo hay que decirlo.
El espirítu del capitalismo de Weber.
Rectifico: el bendito espíritu del capitalismo.
Porque, con todo los defectos, como aquel anuncio de detergente: busque, compare y si encuentran un sistema mejor a la economía de mercado y la democracia liberal me lo dicen.
Hasta ahora no ha funcionado ni en la URSS ni en Venezuela ni en Cuba ni en la Camboya de los jemeres rojos.
Y la República Popular China es un comunismo peculiar que compagina la falta de libertades con el desarrollo económico. De hecho hay un montón de millonarios.
Digo todo esto porque el Ayuntamiento de Barcelona ha llevado al fiscal, por primera vez, un asunto de asedio inmobiliario.
Ya es curioso que Colau, que ha fracasado estrepitosamente en su política de vivienda, salga ahora en los periódicos por esto. A dos meses de las elecciones.
En TV3 lo vendieron ayer en el Telenotícies como una gran noticia. En El Periódico le han dedicado este martes más de una página.
Estaba todo muy preparado.
La crónica televisiva empezaba precisamente así: “éste es el momento en el que el Ayuntamiento de Barcelona informa a Alpha y Fran -los inquilinos- que lleva adelante un expediente a favor por indicios de asedio inmobiliario”.
Vaya, que casualidad. Las cámaras hasta estaban allí. Luego salía un alto cargo municipal haciendo declaraciones. Dos veces.
Lo bueno es que la misma crónica informaba que el pasado mes de julio -hace ocho meses- expiró el contrato de alquiler. Pero la pareja ha continuado viviendo en ella. Y pagando los recibos correspondientes.
Los ocupantes se quejaban de diversos problemas con la finca: termitas, aguas fecales y agua no potable.
¿Pero si está tan mal el piso por qué quieren continuar viviendo en el inmueble? Además, de eso te tienes que quejar con el contrato en vigor, no cuando ha expirado.
En fin, la crónica acababa diciendo que el consistorio podría imponer 90.000 euros a los propietarios. Éstos no salían en antena. No sé si por voluntad propia o ajena. TV3 tampoco lo aclaraba.
Incluso salía la afectada y decía que “hemos de sentarnos todos a hablar y ver lo que a todos nos convenga”. Debe querer decir lo que a ella le convenga. La alternativa, en caso contrario, era “quedarnos a luchar”.
En El Periódico se quejaban de otra cosa: “¿Dónde podemos encontrar pisos por unos 850 euros?”. La finca, por cierto, está en la calle Floridablanca, en pleno Ensanche de Barcelona.
Un precio, probablemente, muy por debajo del mercado. En el 92 -eso sí, en pleno boom olímpico- yo ya pagaba 90.000 pesetas por un piso de una habitación en el Guinardó.
Como era mucho cambié poco después y, finalmente, me fui a vivir al Baix Llobregat, más acorde con mis posibilidades económicas.
En fin, lo de criminalizar la propiedad privada es una de las consecuencias indirectas del proceso y, de rebote, del marco mental progresista.
A los okupas tampoco les pasa nada. Pueden actuar con toda impunidad.
Incluso a los manteros. La venta de productos falsficados también es una vulneración del derecho a la propiedad. Y un evidente perjuicio a los comerciantes que pagan impuestos.
Convergencia -ahora el PDECAT- ha renunciado a defender al margen de centro y centroderecha de su electorado. Las clases medias, en definitiva. Es más fácil echarle la culpa a Madrid.
Recuerdo que, con el tripartito, hicieron un gran revuelo porque Iniciativa quería gravar los pisos vacíos.
Ahora el Govern Torra ha acabado aprobándolo.
Lo dicho: hasta que no dejemos de criminalizar la propiedad privada -y favorezcamos el espíritu empresarial- este país no saldrá del bache. No es que sea un bache, es que es un socavón como una catedral.