¿Cómo ha acabado el proceso?
Bueno, pues ya lo ven.
ERC pactando los Presupuestos con el PSC.
Los mismos a los que, despectivamente”, llamban el “bloque del 155” o incluso “carceleros”.
La cosa empezó ya a tambalearse con la salida de Junts del Govern el pasado mes de octubre.
Moraleja: no dejes el futuro del partido en manos de las bases.
El karma existe.
Han sido víctimas de su propia medicina: el derecho a decidir.
Porque es evidente que la famosa mayoría independentista del 51% se resquebrajó entonces.
¡Esquerra intenta gobernar ahora con socialistas y comunes!
Luego fue la crisis de gobierno.
Porque hay tres consjeros que no son indepes pata negra: un exsocialista, Quim Nadal; una expodemita, Gemma Ubasart; y un exconvergente, Carles Campuzano.
Campuzano puede exhibir haber pasado por la JNC -¡y 26 años de diputado en el Congreso!- pero está claro que no está ahora en la órbita de Junts.
Pero si quieren el ejemplo definitivo -aparte de las intervenciones de Rahola en TV3- basta ver el episodio del poli infiltrado.
Han empezado a circular memes por las redes y se pide para el héroe las más altas condecoraciones.
Ciertamente hay que tener valor para acostarse no con una sino con ocho.
Aunque sólo cinco presentaran denuncia porque tienen pareja estable. Además, cuernos.
Acuérdense de aquella vez que pillaron a Anna Gabriel oliéndose el sobaco tras un pleno en el Parlament.
Tiene que haber afectado tanto al amor propio que ni siquiera la CUP o los CDR han admitido el daño causado.
Se habla de “medios anarquistas”. Como en la Guerra Civil, que tambén se culpaba a los anarquistas y había más gente en el ajo.
La esperanza es la Ley Montero.
Pero hubo consentimiento, lo que no hubo fue identificación porque una infiltración es eso.
El proceso -la calidad moral del mismo- ha quedado meridianamente claro una vez más.
¿Éstos querían construir un Estado?