Yo había estado enamorado profesionalmente de Mònica Terribas.
Incluso diría que los pelos de la estrella de TV3 y los de mi mujer se parecen.
En la época de La nit al dia me parecía sólida, ágil, quedaba muy bien ante la cámara. Hacía una entrevistas punyents.
Luego la cosa se fue torciendo. Como todo en el proceso.
Ahora le han dado la Creu de Sant Jordi.
Mal asunto, Mònica, cuando empiezan a darte premios porque parece que estés al final de la trayectoria profesional. Que has dado todo lo que podías dar de sí.
Ciertamente, Mònica Terribas ha puesto toda la carne en el asador.
Un día Pilar Rahola me dijo que entre el periodismo y el país había elegido el país, es decir, la independencia.
Aunque luego Rahola ha caído más bajo todavía.
Ya saben que, hija de uno de los fundadores de Convergencia en Montserrat, Mas le ofreció ser consejera de Cultura.
Rechazó el cargo. Ferran Mascarell fue segundo plato.
Pero siempre tuvieron buen feeling. La propia Terribas confesó que “Nos conocemos, nos apreciamos y nos respetamos”.
Los servicios a la causa han sido impagables. Al frente de la dirección de TV3 -ahí empezó todo- o del Matí de Catalunya Ràdio.
Ahora le han dado el premio por ser “todo un referente”.
Pues sí, la verdad.
Todavía recuerdo su delantal aquel 27 de octubre del 2017: “Buenas tardes ciudadanas y ciudadanos de la República catalana”.
“Catalunya se ha constituido en un estado independiente y soberano de derecho, democrático y social en forma de república”, proclamó.
Duró apenas unas horas.
Jordi Évole se lo reprochó en un Salvados y la señora se enfadó. “¿yo he venido aquí a decir si me engañaron o no?”
Por no decir aquella otra ocasión que, durante el registro en Economía y Finanzas el 22 de septiembre del 2017, iba informando en antena de los movimientos de la Guardia Civil … ¡con alerta 4 de terrorismo!
Aunque un día me dijo un directivo del Grupo Godó que, quienes alentaron a las masas a congregarse ante la consejería, fueron ella y Basté.
La causa judicial fue archivada con reprimenda: “La conducta de la investigada fue irresponsable desde el punto de vista de la ética profesional”.
Por eso ahora le han dado la Creu de Sant Jordi, en agradecimiento a los servicios prestados.
Luego aún recuerdo que, en la presentación de un libro de unos colegas, dijo que todo había sido “un vodevil”.
Si lo fue, Mònica; tu contribuiste a ello.
Por no olvidar tampoco aquella comparecencia de Rajoy, en los días álgidos del proceso, cuando advirtió a Puigdemont de las consecuencias de sus actos.
Ése día estaba yo en el Parlament cubriendo los acontecimientos. Terribas hacía el programa desde la cámara catalana. Recuerdo perfectamente que restó importancia a las advertencias: "No ha dicho nada nuevo".
Aunque déjenme decir, a modo de conclusión, que no sólo ha sido Terribas. Ella ha sido quizá de las que más.
Pero ninguno de los grandes periodistas catalanes -ella, Basté, Cuní, etc.- osaron levantar la voz ante el proceso.
Se apuntaron al carro, miraron hacia otro o escondieron la cabeza bajo el ala.
Habría bastado levantar la voz. Advertir de los riesgos. Algunos de ellos tenían la suficiente autoridad moral para hacerlo. Y no lo hicieron.
Ahora es tarde. El daño ya está hecho.