Fui al acto ligero de equipaje. Como el poeta.
El móvil en una mano y las memorias de Azaña en la otra.
Una serie de personalidades habían convocado una Crida a la societat civil.
Para impulsar una “opción electoral de gobierno alternativa al independentismo”.
Había algunos firmantes de peso: Jordi Alberich, Carlos Cuatrecasas, Eugeni Gay, Josep Miró i Ardèvol, Alfredo Pastor.
Llegué al Círculo de Economía justo cuando el exvicepresidente del TC estaba haciendo su intervención.
Muy interesante pero Eugeni Gay no es un líder de masas.
Además no se de qué se queja.
El día que vinó Alfonso Guerra al Colegio de Abogados su hija no dejó ni entrar a la prensa: Miedo escénico.
A temperatura ambiente, alguno ya cabeceaba, otros miraban el móvil.
La cosa se animó cuando tomó la palabra Miquel Vilanova.
Le reconocí por la voz. Sentado en una de las últimas filas no lo había visto.
Entonces teniente de alcalde de Bañolas y militante de Unió, explicó que en el 2012 lo dejó.
En un míting de Mas ya vio que eso de “la voluntad de un pueblo” no iba con él.
Se lo dijo al líder de CiU y se fue a casa.
Sonó a confesión sincera y descarnada.
Desgranó poco a poco su decálogo político:
- No hay ninguna razón que no tenga otra razón delante
- Evitar el enfrentamiento constante
- Hacer las cosas con ilusión
- El líder sabio es el que sabe conducir a sus ciudadanos hacia el bienestar
- Volver la empatía a la política
- Iniciar un período de reconciliación
- La impotancia de las formas
- No olvidar el pasado
- Que los partidos vuelvan a sentarse alrededor de una mesa
- La palabra es la base de la conversación
Creo que empezó citando a Montaigne y acabó con Joubert: “que cualquiera piense lo que quiera pero respete la paz pública”.
Miquel Vilanova, me consta, es persona cultivada.
En su biblioteca tiene las obras completas de Pla -la colección azul de los años 90- y la Bernat Metge.
De joven leyó las cuatro grandes crónicas -Jaume I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner y Pere el Cerimoniós- en catalán antiguo, proeza que no conozco en nadie mas.
Bonapartista, detecté el Napoleón à la guerre d’Espagne de Jean-Joël Brégeon. Y La batalla del Atlántico en el lavabo.
Además de volúmenes sobre la Primera Guerra Mundial, la Segunda o la Guerra civil repartidos por toda la casa. En fin, una mina.
Tras su intervención -y la de Miró i Ardèvol para concluir el acto- tomó la palabra Sílvia Requena, que se ofreció a dejar su mail.
Aquí había truco porque Requena es de Convergents, un de los partidos que se disputan el antiguo espacio de CDC.
En cuanto tomó la palabra Montserrat Nebrera me fui.
Fue la primera persona que me acusó en su día de cobrar. Durante una entrevista con Federico Jiménez Losantos.
En este caso de CiU.
¡Ya me gustaría a mí cobrar de algún sitio!
Era mentira, claro. La prueba es que si hubiera cobrado de CiU ahora estaría en TV3. Como otros.
Nunca se ha disculpado y no lo he olvidado.
¿Quién es ella para dar lecciones morales?
Empezó en el PP. Fue el fichaje estrella de Josep Piqué. Luego intentó hacerle la cama. Perdió posteriormente su pulso con Alicia Sánchez Camacho.
Al menos dimitió de diputada. Montó su propio partido: Alternativa de Govern. Muy original. El logo era una N gigante. Como la inicial de su apellido. Obtuvo 2.000 votos.
Coqueteó luego con Anglada pero exigía ir de cabeza de lista.
Se hizo indepe. Se acercó a Convergència. Terminó de alcaldable por Sant Just Desvern en unas municipales. También lo dejó.
Ha ido dando tumbos desde entonces. Mal empiezan los de la Crida si Nebrera está por medio.
Soy, en efecto, muy escéptico sobre la posibilidad de recuperar el antiguo espacio de CiU.
De hecho se ha fragmentado: Units (exUnió), Lliures (Fernánez Teixidó), Convergents (Germà Gordó), Lliga Democràtica (Josep Ramon Bosch), el colectivo Pau i Treva (Jordi Alberich entre otros) y los de Poblet.
Demasiados perros para tan pocos collares.
¿Y saben por qué?
Porque la inmensa mayoría fueron cooperadores necesarios con el proceso. Callaron.
El independentismo no ha pasado nunca del 47% de los votos. No en una sino en dos elecciones sucesivas: 2015 y 2017.
Es imposible plantear la independencia con más de la mitad de la población en contra.
Lo sabían. Lo sabía todo el mundo.
Pero no dijeron nada. Se apuntaron al carro.
A los de Unió los echaron del Govern en junio. En septiembre fueron a elecciones. No salieron, claro.
La dirigente de Unió Joana Ortega -la cara más visible del partido en el Govern- organizó la consulta del 9-N.
Aquella noche en la que Mas pidió la “consulta definitiva” ella estaba a su lado.
Santi Vila saltó del barco el último día, cuando ya hacía aguas.
¿Por qué no antes? Porque era consejero pero no diputado. ¡Se quedaba sin cobrar!
Un mes antes, en un míting en Figueres, todavía iba de machote. Estaba dispuesto “a ir a la cárcel”. ¡Incluso jugarse el patrimonio!
Ahora lleva ya dos libros. A ver si consigue hacerse un hueco.
La propia Marta Pascal también cogió carrerilla.
¿Te acuerdas, Marta, de aquel tuit en el que decías el año próximo en Eurovisión?
No se pueden imaginar el daño que han hecho a Catalunya.
No sólo los que promovieron el proceso -basta con ver la última entrevista de Junqueras para darse cuenta de su desconexión de la realidad- sino también los que permanecieron en silencio.
Fuerons unos porucs, unos cagaos.
De hecho, lo siguen siendo.
El otro día tuvo la paciencia de verme entera la entrevista a la citada Marta Pascal en el FAQS.
No se crean: 31 minutos y 19 segundos. Requería un notable esfuerzo.
Siguen atenazados por el que dirán.
Hubo dos momentos en el que le temblaron las piernas.
Se quejó de que, en la confección de las listas, de JxCat pasó factura.
Que sólo repitieron “uno o dos” diputados.
“Me sorpendió mucho que en esa lista sólo consiguiésemos colocar uno o dos”, insistió.
Pero ni siquiera se atrevió a utilizar la palabra purga.
Luego cuando dijo que el catalanismo no se tiene que dedicar a “cortar carreteras”
- ¿Estás hablando del presidente Torra?, la interpeló la presentadora.
- No sé si el presidente Torra ha cortado carreteras o no, respondió entre risitas.
Ha hecho cosas peores.
Ni siquiera se atreven a cuestionar en público el peor presidente de la historia.
Mientras no rompan el marco mental no tienen nada que hacer.
Siguen instalados en la idea de que los indepes son los buenos y todo el resto somos chusma.
En fin, salí del acto tan pesimista como entré.
En el regreso a casa, Paseo de Gracia abajo, pude ver también la Barcelona que nos dejará Colau.
Han hecho algo peor que romper el mapa político: pulverizar el mapa ideológico.
Mal asunto si la única alternativa al proceso es un nuevo tripartito PSC-ERC-Comunes.
Nos han dejado políticamente huérfanos.
El catalanismo ha muerto.
Lo han matado entre todos.