El gobierno catalán se asemeja cada vez más al camarote de los hermanos Marx.
Auque no sabría decirles quien de la foto es Groucho, Chico, Harpo o Zeppo. Seguramente falta alguno también en la imagen.
Basta ver la rueda de prensa de este martes, la primera presencial tras 51 telemáticas.
Cuando me han dicho que salían tres consejeros -Aragonès, Budó y Chacón- he pensado que iría de Nissan.
Pero no: Nissan es una batalla perdida. Mejor no tocar el tema. Sólo ha salido en el turno de preguntas.
También me ha sorprendido que al vicepresidente lo pusieran, por razones de protocolo, a la derecha de Meritxell Budó en vez del centro.
Como si la portavoz de Govern quisiera lanzar un mensaje: aquí mando yo. Es decir JxCat.
Primero el lío de Ferrovial. A ver si lo entiendo: ¿ahora quieren deshacerse de la empresa que les ha sacado las castañas del fuego durante la pandemia?
Desde luego canta que contrataran la misma empresa del caso Palau. Además trabaja un hermano de Oriol Junqueras.
Y que la contratara una consejería de Esquerra. Pero todavía canta más que la misma Esquerra -además de JxCAT y la CUP- pida rescindir el contrato.
Sobre todo porque la recisión del contrato costará previsiblemente una millonada. Espero que o como la de Aigües Ter-Llobregat. El propio vicepresidente ha echado balones fuera.
Luego han vendido la supresión de la tasa turística com una medida para la “reactivación económica”.
Que era como vender humo. Con la cantidad de turistas que va a venir este verano es una medida innecesaria: ¿quién va a pagar la tasa turística?
Lo que tendrían que hacer es rebajar los sueldos de la Generalitat y suprimir organismos. Pero ese es otro cantar: afecta directamente a sus bolsillos.
En fin, cuando los gobiernos están con el agua al cuello pueden hacer dos cosas: Convocar elecciones o una remodelación de gobierno.
Pere Aragonès ha dado un argumento de peso en contra de la primera: “tenemos mucho trabajo”.
¿Qué han estado haciendo hasta ahora? ¿De vacaciones?
La otra alternativa es una remodelación.
Al fin y al cabo el consejero Chakir El Homrani sigue en su puesto tras 4.066 fallecidos en residencias, según los últimos datos de funerarias a la hora de escribir esta columna.
Pero el presidente tampoco puede cesarlo porque es de ERC. Provocaría una crisis. Quizá incluso el fin abrupto de la legislatura. Como Maragall en el 2006.
Por eso, todo el mundo sabe que este gobierno está tocado y hundido.
Hasta el propio Torra lo reconoció hace seis meses: la legislatura “ya no tiene más recorrido” y “ningún gobierno puede funcionar sin unidad”.
Pasados seis meses la cosa ha empeorado sin duda.
Sólo basta ver los reproches en público entre Gabriel Rufián y Laura Borràs desde la misma tribuna del Congreso cual dos amantes despechados. ¡Vaya espectáculo!
Vayan a por palomitas. La película acaba de empezar. Cuanto más tiempo pase mejor.