Tranquilos: el Govern no se romperá. ¿Cómo van arriesgar el poder, las nóminas, los asesores, las subvenciones, TV3?. Pero si acaban de renovar a Mónica Terribas. El control del relato del proceso, en definitiva.
O incluso enfrentarse a la posibilidad de una derrota electoral. Aunque sea muy remota con la actual Ley Electoral y el ecosistema comunicativo que tenemos: la Corpo y Rac1 reman en la misma dirección. La oposición puede aspirar, como mucho, a que pierdan la mayoría absoluta. Por ejemplo, el cuatro contra uno que llevó Joan Reventós a la presidencia del Parlament en 1995.
De hecho, ni siquiera sabemos el motivo exacto de la disputa o qué se dijeron en privado. El argumento de JxCat de que Puigdemont puede mantener el escaño porque un tribunal alemán ha descartado la rebelión me parece muy peregrino. ¡Pero si está procesado en España, no en Alemania!.
Da igual: la verdadera razón es que Oriol Junqueras está harto. Y ha dicho basta. Mientras él permanece en la cárcel, Puigdemont va dando lecciones desde Hamburgo. Como ya hizo con la anterior campaña, aprovecha para segarle la hierba bajos los pies.
El expresidente se mueve en la política catalana como un niño malcriado: ahora me fugo sin avisar, ahora quiero una casa de la república, ahora no dejo el escaño, ahora quiero un nuevo partido. ¡Pero si le han puesto una oficina en Barcelona a pesar de que ni siquiera puede venir!. El problema de fondo es que se cree mejor de lo que es.
Lo único que quiere Puigdemont es continuar de diputado para volver a ser presidente. O poder volver a presentarse en caso de elecciones. Ya ha puesto en marcha una formación a medida, Convenció Nacional per la República, para tenerlo todo listo en octubre. En Catalunya -a diferencia del Congreso- hay que ser miembro del Parlament para poder ser presidente.
De paso torpedea no sólo a Junqueras sino al mismo partido que lo aupó a la presidencia. No sólo a la presidencia: primero lo hizo alcalde de Girona, luego cabeza de lista por Girona. Es conocido que, en el Parlament, no daba golpe con la excusa de que era alcalde. Finalmente presidente. A dedo. Que vista, Artur, que vista.
En realidad, Puigdemont ha vivido toda la vida de Convergencia. Carles Páramo lo puso al frente de la Casa de Cultura de Girona. Y cuando fundó la ACN fue con el dinero de las diputaciones gobernadas entonces por CDC. La ACN era el proyecto convergente para contrarrestar ComRàdio.
No deja de ser paradójico, sin embargo, el nivel al que hemos llegado en Catalunya. Se ha bloqueado sine die el pleno que tenía que debatir “la recuperación de la convivencia". ¿Cómo quieren recoser el país bajo estas circuntancias?
La suspensión confirma, por otra parte, lo que todos sabíamos: que el presidente Torra no pinta nada. Ni siquiera habló. Es que ni para pedir la paz entre ambos contendientes. Debe ser bonito ver los garrotazos desde la barrera. Está missing.
Siempre he dicho que el proceso ha sometido Catalunya a un estrés innecesario porque querían hacer la independencia con sólo el 47% de los votos. Ahora este estrés se ha trasladado al Govern. Es como si te compras un traje demasiado estrecho: empiezan a rasgarse las costuras.
El proceso ha tenido un coste político, económico, social, institucional y hasta parlamentario: nunca desde la reinstauración del Parlament se había suspendido un pleno por tensiones en el propio gobierno. Ni con el tripartito. Y eso que fue un Dragon Khan. Comparado con lo de ahora aquello era una balsa de aceite.
En un país normal, Esquerra rompería el gobierno, los mandaría a paseo y provocaría elecciones anticipadas. Pero Catalunya ha dejado de ser hace mucho tiempo un país normal. En teoría debería resentirse también la acción de gobierno: ¡se han llamado mentirosos gente que los martes se sienta alrededor de la misma mesa!. Pero no pasa nada. Total tampoco gobiernan.