Todavía recuerdo a Carod, en las elecciones del 2003, proclamando que ERC era el partido de les mans netes. Manos límpias, como en Italia.
Junqueras también ha presumido de lo mismo en más de una ocasión.
Hay truco porque Companys -entre el 6 de Octubre y la Guerra Civil- ejerció el poder a trancas y a barrancas.
Durante los 40 años de franquismo, tampoco porque Esquerra estaba ilegalizada.
Y Pujol los mantuvo en la oposición.
Es decir, sólo alcanzan el poder con Pasqual Maragall en el mencionado año.
Ha habido, entre medio, casos de acoso sexual de algún concejal.
Pero eso le puede pasar a cualquier partido.
Y el de Jordi Ausàs, aquel consejero al que pillaron haciendo … ¡tráfico de tabaco!
Además en el coche oficial.
ERC siempre defendió que era un asunto privado.
¡Pero es que era el de Gobernación!
Luego está el caso de Lluís Salvadó, uno de los supuestos cerebros del 1-0, lo han puesto en el puerto.
A pesar de estar acusado de desobediencia grave, prevaricación y malversación.
Salvadó, por otra parte, tenía un criterio peculiar para seleccionar a consejeras: la que tuviera las “tetas más gordas”.
¿Saben por qué lo han puesto en el Puerto de Barcelona? Porque si lo inhabilitan para cargo electo seguirá cobrando: es un cargo de designación.
Sin olvidar todo el lío de la malversación.
No deja de ser curioso que lo haga el mismo partido que se lamentaba de la politización de la justicia y de la judicialización de la política.
Ahora lo hacen ellos con la colaboración del PSOE.
¿Lo que están haciendo qué es?
Un Codigo Penal a medida.
Porque no puedes distinguir entre corruptos de primera y de segunda división.
Entre los que ponen la mano en la caja y los que la ponen pero, en teoría, no es en beneficio propio sino de su partido o de su gobierno.
Eso redunda en la confianza en la clase política.
Y de paso, en el de las instituciones.
Robar es robar.