Los políticos y los medios de comunicación no cesan ni un momento en perseguir al rey Juan Carlos. Hasta donde yo he sabido, el emérito, en su condición de jubilado libre, fue invitado a participar en una regata en Sanxenxo. Él aceptó la invitación de un amigo para alojarse en su residencia privada.
Otro amigo le facilitó el transporte en su avión privado, supongo para resolver el problema de seguridad que le impide viajar en vuelos comerciales.
Luego visitó a su familia en Madrid y regresó a su residencia en el país árabe. En ningún momento observé ninguna ostentación. Algunos ciudadanos al saber de su presencia, libremente fueron a saludarle.
¿Dónde está el pretendido show? ¡Sean constructivos todos! ¿Propone alguien alguna alternativa, para cuando este señor -que insisto, es libre- pueda ejercer su derecho a la intimidad y libre circulación por su país?
Para colmo ahora quiere la Agencia Tributaría, que relacione todas las invitaciones que ha recibido y el precio de las mismas. -Preparémonos para pedir una factura a quien nos invite a algo, por si hacienda nos la solicita-.
Estos señores parece que no han recibido la educación adecuada. Es de mala educación pedir cuentas a quien te invita. También dudo que sea fiscalmente exigible justificarla documentadamente.
Déjense de hipocresía. Algunos parece que solo quieren dañar las instituciones y otros vivir a costa de generar información amarilla.