Las primarias no son un ejercicio de democracia sino de autodestrucción. Los partidos con liderazgos sólidos no necesitan primarias. Ni Felipe González ni Jordi Pujol ni José María Aznar tuvieron que hacer nunca primarias. Nadie discutía su liderazgo.
Y eso que Pujol, que es el que me queda más cerca, era un caso claro de hiperliderazgo. Pero en el núcleo duro de la Convergencia de los años 80 había dirigentes de peso como Miquel Roca, Ramon Trias Fargas, Macià Alavedra o Josep Maria Cullell que podían hablarle de tú.
También es cierto que la opción contraria -la designación a dedo- no me convence. Pero es la que se ha empleado hasta ahora: Pujol puso a Mas, Aznar a Rajoy, Puigcercós a Junqueras, Mas a Tremosa -diputado de CiU en el Parlamento Europeo- y Rajoy en su día a Alicia Sánchez Camacho o al propio Xavier García Albiol.
Seamos francos: las primarias están hechas para salir en los periódicos un par de semanas y dar una imagen de democracia interna. A la hora de la verdad sólo sirven para tirarse los platos por la cabeza como ha pasado con el debate de éste lunes del PSOE.
Además, una cosa es lo que vota el aparato del partido o los militantes y la otra lo que vota la sociedad. En Francia, en las primarias del PS francés, había hasta siete candidatos. Al final ganó Benoït Hamon, que hizo un resultado espantoso en las presidenciales: quedó quinto con el 6,3% de los sufragios. Y el otro, Manuel Valls, ya ha dicho que se va con Macron aunque de momento lo han recibido a patadas.
El PSC también hizo primarias para elegir el candidato por Barcelona en las elecciones municipales del 2011 -se enfrentaron Jordi Hereu y Montserrat Tura- con el resultado ya conocido: salió Xavier Trias de alcalde. Con el tiempo Ada Colau llegó a alcaldesa y ellos pasaron de once a cuatro concejales. Ahora son quintos en el consistorio.
Más ejemplos: en la reciente votación de Podem sobre si se integraban en nuevo partido de Colau votaron unos 3.900 de 52.000 inscritos. Desde luego no llegaba ni al 10%. Al final, además, la dirección en Madrid se lo pasó por el forro. Y en la designación de Núria Marín, alcaldesa de l'Hospitalet, com primera secretaria del PSC en en esta localidad consiguió 353 avales, apenas el 36% del censo de militantes.
Otra cosa es la pobre imagen que ha dado el PSOE con el debate a tres. No entiendo como un partido que, para bien o para mal, generó liderazgos como los de Felipe González o Alfonso Guerra en su día anda ahora tan alicaído. Quizá el último que animó al personal fue Borrell y que conste que yo estoy en sus antípodas pero hay que reconocerle su consistencia intelectual. Él es ingeniero aeronáutico y yo soy un plumilla.
En fin, yo soy agnósico, pero que Dios coja confesado al PSOE si sigue por este camino. A éste paso acabará como el PASOK. Lo cual tampoco es bueno: Los países, para funcionar, necesitan partidos solventes a derecha e izquierda. La alternancia es la base de la democracia.
PD/ Yo he venido a hablar de mi libro: https://www.amazon.es/dp/B01N9TAZXB?ref_=cm_sw_r_kb_dp_-fFGybRE91WSQ&tag=kp0a0-21&linkCode=kpe