Han bastado dos sesiones del juicio para darse cuenta de que el Supremo no es el FAQS.
Ya lo dijo Rufián. Precisamente en este programa de TV3: había que pinchar el “independentismo mágico”.
Cuánta razón. Lástima del tuit de las 155 monedas de plata.
Puigdemont no convocó elecciones anticipadas aquel día por este tuit y el de otros diputados de su grupo parlamentario.
Hay que volver a recordar el nombre de aquellos valientes viendo cómo ha acabado todo: Jordi Cuminal, Albert Batalla, Toni Castellà, Titon Laïlla.
Ninguno, por cierto, sentado en el Supremo. Aunque por supuesto no se puede juzgar a nadie por un tuit.
También porque los Jordis habían ingresado en la cárcel y los políticos no se podían ir de rositas. Eso lo desbarató todo.
Además, los estudiantes estaban ya en la plaza Sant Jaume llamándole “traidor”
Y Albiol dijo que el 155 seguía adelante con elecciones o sin ellas.
Pero cuantos disgustos nos habríamos ahorrado.
Ahora no estaría medio gobierno sentado en el banquillo y el otro medio huido a Bélgica.
El estropicio institucional ha sido enorme.
De golpe se han dado de bruces con la cruda realidad.
¡Parece que hayan preparado la defensa en un plató de TV3!
En efecto, Javier Zaragoza no es Laura Rosel. Ni el otro fiscal, Fidel Cadena, Cristina Puig.
El primero, para más inri, es de la Unión Progesista de Fiscales.
Pero TV3, Catalunya Ràdio o Rac1 siguen en su mundo. Han construido una realidad paralela, una nube. Casi diría que tóxica.
Costará mucho pincharla como pedía Rufián. Hay demasiados intereses creados.
El primer tertuliano que salió en Els Matins tras el inicio de la vista fue a Carod.
¡Qué iba a decir el pobre, hasta se adueñó de la paternidad del proceso!
Y a media mañana tenían a Jaume Asens para rematar la faena. Dejó a los abogados por las nubes.
Por la tarde, en el Tot és mou, estaba el exjuez Elpidio Silva sentando cátedra.
¡Pero si fue condenado por el propio Supremo a 17 años y medio de inhabilitación! ¡Cómo no va a criticar al Supremo!
Mientras que esta mañana aparecía Antonio Baños lacito en ristre.
El exdiputado tuvo el valor de admitir en su día que las elecciones plebiscitarias del 2015 no se habían ganado.
Pero como la CUP se lo cepilló lo colocaron en todas las tertulias. Era el cupaire bueno. Hasta llegó a admitir que vivía de eso.
Todos, por supuesto, abonando la estrategia de las defensas. Juicio político. España es mala.
Ha bastado la intervención de los fiscales para desmontar tan sabia actitud de defensa.
“Este es un juicio en defensa de la democracia”, ha afirmado uno.
“Las leyes obligan también a los poderes públicos”, ha recordado el otro.
Sólo faltaba al juez Marchena autorizando los lazos amarillos en la sala en contra del criterio de Vox.
Jordi Sánchez era el único que lo llevaba. ¡Mañana ya pueden ir todos con lazo! Resistencia pasiva.
El juicio servirá para poner el Estado contra las cuerdas, decían. En el Tribunal de Derechos Humanos será pan comido.
Han tirado la toalla antes de hora. ¡Con abogados así no hacen falta enemigos!
Yo, de ustedes, empezaría a rezar a la Virgen. Aquella vieja expresión popular de “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”.
Incluso aquellos que, como un servidor, no creen en las cosas del espíritu.
Me parece mejor defensa que la que ha emprendido la corte de letrados a excepción de Xavier Melero. Y todavía tengo la esperanza de que algún otro.
Conocido en el mundillo como el abogado de Convergencia, sabe que el derecho penal es frío como el pescado. Hechos probados y fundamentos jurídicos. No hay más.
Al fin y al cabo tiene experiencia: ha tenido que defender a todos los corruptos de CDC. El último, Oriol Pujol Ferrusola.
Ahora en Brians, donde mata el tiempo viendo obras de teatro. Tenía que ser el sucesor de Mas y así ha acabado.
Los catalanes, a pesar de todo, íbamos relativamente bien como pueblo. ¿Cuándo se jodió Catalunya? Es imposible precisarlo con exactitud. Pero ahora el mal ya está hecho.