Estoy en contra de los indultos si no ponen ellos algo de su parte.
¿Qué pensaban? ¿Que el Estado no actuaría? ¿Que la justicia no se pondría en marcha?
¿Que podrían actuar impunemente? ¿Que el mundo nos miraba?
¿No fueron advertidos varias veces?
¡Hasta cinco notificaciones del Tribunal Constitucional recibió Puigdemont!
Posaba con ellas como si fueran trofeos de caza.
O las recibía con una sonrisa durante las reuniones del Consell Executiu.
A Junqueras se le veía más apesadumbrado consciente, sin duda, de las consecuencias.
El resto -algunos de los cuales como Jordi Jané o Meritxell Ruiz ya ni siquiera están en política- se hacían los valientes en los pasillos del Parlament.
¿Que autocrítica han hecho los presos del proceso?
Ninguna.
Recuerdo que Raül Romeva, en su comparecencia en el Parlament el 28 de enero -donde fue recibido como un héroe- dijo: “Se nos pide hacer autocrítica. Ningún problema. Yo soy el rey de la autocrítica".
Nada, cero patatero.
Al contrario, hemos tenido que seguir aguantando la tabarra.
A todas horas. Por todos los medios. Sobre todo por TV3.
También las mentiras, las fake news e incluso los insultos.
España es un estado autoritario como Turquía. Lo dijo Torra en el pleno de su despedida.
Los investigados por la justicia son "represaliados".
A Torra no lo han condenado, lo han "derrocado".
Son “presos políticos y exiliados”. ¡Lo dicen hasta en la tele pública!
En el mismo pleno, al portavoz de JxCat, Eduard Pujol -¡exdirector de Rac1- se le ocurrió comparar España con un “escorpión”.
No quiero ni pensar cómo hubieramos reaccionado si Santiago Abascal o cualquier otro diputado de Vox hubiera comparado Catalunya con semejante bicho. ¡El pollo que se hubiera montado!
Sigo creyendo, sin embargo, que no deberían haber entrado en prisión.
Eso sí: ellos también deberían haber puesto algo de su parte.
Por ejemplo, no traspasar ninguna línea roja.
Y si quieren salir, también. El Ho tornarem a fer ayuda poco.
Piden la amnistía más que el indulto. Como si no hubieran hecho nada malo. Sólo una travesura.
Ya puestos piden no sólo la amnistía sino también la autodeterminación y la independencia. ¡Todo de una tajada!
La política catalana ha alcanzado lamentablemente niveles increíbles de infantilisimo.
Me temo que el presidente de PP catalán, Alejandro Fernández, ponía el dedo en la llaga en el citado pleno.
“Desobedecer a una Junta Electoral por una pancarta -afirmó- es un comportamiento preadolescente sin más”.
El diputado apeló incluso a la “generosidad” y a la “concordia”. Pero también advirtió que “el apaciguamiento nunca funciona”.
“El apaciguamiento siempre envalentona al que incumple la ley o un tratado internacional”, añadía.
No me hagan recordar en que otros períodos de la historia ha pasado esto porque nunca hay que comparar un régimen totalitario con una democracia parlamentaria.
Pero tiene razón el dirigente del PPC. En Catalunya no hay catalanes buenos y malos. Hay catalanes.
Hasta los del Tercio de Motnserrat, por mucho que nos pese, eran catalanes.
De hecho incluso están enterrados en una cripta del monasterio de Montserrat.