No sé de qué se escandalizan.
Ahora todo son reproches porque indepes han insultado a víctimas de los atentados de las Ramblas.
¿Pero de qué se extrañan?
En la manifestación a favor de las víctimas en el 2017 ya fueron abucheadas las autoridades presentes.
El Rey; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el delegado del Gobierno, Enric Millo.
¡En una manifestación en solidaridad con las víctimas! ¡Con los muertos todavía presentes!
Y un dirigente de ERC, David Minoves, le sacó una pancarta al monarca con el lema: “Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas”.
Fue el héroe de la jornada.
Pero los terroristas -nacidos y crecidos en Ripoll, la cuna de Catalunya- habían bajado por las Ramblas a toda velocidad.
Ni siquiera emplearon kalashnikovs como en el Bataclan.
¿Dónde estaban entonces los de Esquerra? Pues probablemente insultando.
Mientras que el entonces presidente de la ANC, Jordi Sánchez, afirmó que sólo se “había silbado a los hipócritas”.
La culpa fue de Ada Colau: el Ayuntamiento de Barcelona había cedido el servicio de seguridad nada menos que a la ANC. De estas cosas, alcaldesa, se encarga la Guardia Urbana.
Sin olvidar tampoco las sonrisitas en el homenaje en las Ramblas. Era para helar la sangre.
Por eso, no me extraña que el amigo de Rahola -aquel con el que bailó el Bela Ciao- vaya diciendo al hermano de una fallecida que él también es víctima del terrorismo porque “es catalán”.
¿Cuántas barbaridades no hemos oído durante el proceso?
Recuerdo que Quim Torra, el día antes de ser votado por el Parlament, se fue a TV3 y aseguró que en Catalunya se vivía una “crisi humanitaria” (11 de mayo del 2018).
Sin que los presentadores del TN, Carles Prats y Raquel Sans, se atrevieran siquiera a matizarlo. La segunda todavía presenta el Telenotícies.
¡Cómo si esto fuera Sudán del Sud o Etiopía! ¡Con niños famélicos por las calles!
Al día siguiente lo repitió ante el pleno de la cámara y a todo el mundo le pareció lo más normal del mundo.
Por citar sólo una.
Pero no se ha dicho acaso que España era como Turquía -¡el entonces consejero Miquel Buch llegó a compararla con Corea del Norte!-, que hay “represión”, que eran “presos políticos” y que había “un gobierno en el exilio”.
¡Como si esto fuera el Chile de Pinochet o Europa bajo el yugo nazi!
Entonces también había gobiernos en el exilio refugiados en Londres: el checo, el noruego, De Gaulle. Pero eran auténticos.
¿Y no han estado insultando permanentemente, sistemáticamente, impunemente?
"Colonos", "ñordos", "botiflers".
Incluso desde TV3.
O estrellas de la cadena (Jair Domínguez, Empar Moliner, etc) desde las redes sin que nadie se atreviese siquiera a llamarles la atención: ni Brauli Duart ni Núria Llorach ni Vicent Sanchis. Nadie.
Pero si TV3, ¡una cadena pública!, ha normalizado el "Puta Espanya"
En Sant Joan Despí no han abierto un expediente informativo ni para disimular.
Al contario, ¡todavía les reían las gracias!
O los promocionaban. El último Joel Díaz, al que le dan un late show después de que propusiera quemar banderas españolas o la hiciera aquella bromita a Lorena Roldán.
Sin olvidar a Juliana Canet, que la convirtieron en la ídolo del publico infantil y juvenil. Claro, se jacataba de quemar contenedores.
O aquel otro, Albert Segura, al que le dieron las mañanas de Catalunya Ràdio en verano. Había motivos: consideraba que los condenados del proceso eran "rehenes" de un Estado opresor.
A más de uno había para despedirlo ipso facto. Como hacía Trump en aquel programa de televisión antes de llegar a presidente: "you're fired!"
Por esto, ¿ahora de que se quejan?
Han estado alimentado la bestia hasta el último minuto.
Pero si veían conspiraciones.
Todos: Junts, ERC, Laura Borràs, Elsa Artadi, TV3.
En el Parlament, en el Ayuntamiento de Barcelona, en los medios.
De hecho todavía algunos como Puigdemont todavía lo hacen.
El CNI habría tolerado, permitido o simplemente mirado hacia otro lado para que se produjese el atentado.
Era pasar del Espanya ens roba el Espanya ens mata como ya ocurrió con el covid.
Recuerden las palabras de Meritxell Budó, siendo portavoz del Govern, diciendo que en caso de una Catalunya independiente aquí habría menos muertos.
O Joan Canadell, número dos de Junts en las primarias, diciendo que España es "paro y muerte".
Sin olvidar tampoco la bomba de la Guerra Civil hallada a poca profundidad en una playa de la Barceloneta en el 2019
Llegaron a dcir que la había puesto expresamente la Guardia Civil o que era para que viniera un buque de la Armada española a Barcelona.
No lo decía un cualquiera. ¡Lo decía un profesor de historia de la Universidad de Barcelona!
Pero permítanme decir que, a semejante estado de opinión, han contribuido todos o casi todos.
Desde luego políticos, pero también medios, periodistas, intelectuales.
Ahora el mal ya está hecho.
Y costará mucho arreglarlo.
Ahora sí que el món ens mira: La imagen de los catalanes por el suelo.
Incluso, si me permiten decirlo, la autoestima. Al menos la mía.
Hemos asistido, en vivo y en directo, a la progresiva degradación de la sociedad catalana.
Catalunya sufre una crisis moral.
Boicotear el minuto de silencio a las víctimas de un atentado yihadista no tiene otro nombre.