En TV3 llevan más de uns semana machacándonos con las cargas policiales
Que buenos somos. Desafiamos al Estado. Un pueblo en marcha.
En el TN emiten cada día la serie el “1-0. Un any després”
El viernes hasta entrevistaron a un peluquero. “Peluquero de día, guardián de urnas de noche”, lo definía una voz en off.
En el Tot és mou, Helena García Melero –la de la paella- dedicó la tertulia del miércoles al “Fenómeno mediático del 1-O”.
Al día siguiente los pillé hablando de etiquetas -un tema más propicio para abuelas y tietas- pero creo que porque eran casi las siete de la tarde y la audiencia debía estar exhausta después de tanto proceso.
Este domingo el 30 minuts estrena “Marcats per l’1 d’octubre” con las votaciones en Sant Carles de la Ràpita, Sant Julià de Ramis, Aiguaviva, Vila-rodona y la escuela Ramon Llull de Barcelona.
El lunes habrá sesión doble en el Sense ficció: “La gent de l’escala” y “El xoc”
El primero -del exdirector de la propia cadena Francesc Escribano- explica los hechos que pasaron en el instituto Pau Claris de Barcelona.
“El xoc", por su parte, “retrata” según la nota oficial los acontecimientos del 6 de septiembre el 27 de octubre del año pasado. Nostalgia por un tubo.
Todo para ir calentando el ambiente. Pero si la revolta dels somriures no desbordó al Estado el año pasado no lo hará ahora. TV3 ha entrado en la fase melancólica.
Vamos a ser francos: El 1-0 no fue una victoria, fue una derrota.
Quedará en los libros como otro momento glorioso en la historia de Catalunya: el memorial de greuges, el tancament de caixes, la Solidaritat de 1906.
¿Pero sirvieron de algo?
Planteado de otra forma: ¿Tras el referéndum estamos más cerca de la independencia o más lejos?
A todas luces, más lejos. El Estado ahora estará siempre avizor. No dejará pasar ni una. Y la sociedad está dividida.
¿En cuanto a resultados tangibles sirvió de algo?
Bueno, nos suspendieron la autonomía, destituyeron al presidente y al resto del consejeros, cerraron el Parlament. Quedó un paisaje lunar. Tierra quemada.
Además, toda una generación política ha quedado chamuscada. Por causas judiciales, huida al extranjero o combustión personal.
Y Catalunya es un país relativamente pequeño para ir generando liderazgos políticos -se entiende que liderazgos sólidos- cada dos por tres.
Los catalanes somos un pueblo masoca. Cada cien años tropezamos con la misma piedra. De derrota en derrota hasta la derrota final.