Voy a hacer, si me lo permiten, un ejercicio de política ficción.
La próxima guerra será con Marruecos.
Para tranquilizarse les diré que yo no he acertado nunca una quiniela. Ni periodística ni futbolística.
¿Pero es inevitable? No
¿Es descartable? Tampoco
No sería la primera vez.
De hecho hemos mantenido varios conflictos con el vecino del sur.
Las guerras coloniales del siglo XIX.
Con Prim al frente de sus voluntarios catalanes.
O las guerras del Rif en los años XX. El desastre de Annual,. El desembarco de Alhucemas.
Con una salvedad. España era en este caso la potencia atacante.
Pero tenía las de ganar.
No sé si ahora pasaría lo mismo.
Más bien creo que tenemos las de perder.
Por ejemplo, desconozco hasta que punto Ceuta y Melilla son defendibles por las armas.
La Marcha Verde ya demostró que, ante una multitud, no hay defensa militar que valga.
Aparte de otras consideraciones.
Cuando tenía catorce años estuve en Ceuta. A uno de mis hermanos le toco hacer la mili allí.
Apenas recuerdo nada.
Pero me gustaría saber como ha cambiado la composición sociológica de la ciudad desde entonces.
Igual no tienen que pegar ni un solo tiro.
El entonces coronel Amadeo Martínez Inglés, que acabó siendo una oveja negra pero era diplomado de Estado Mayor, publicó en 1989 un liro (“España indefensa") en el que ya advertía: "No creo que ningún español se alarme mucho si yo, aquí y ahora, me permito aseverar que hace ya bastantes años que Marruecos ha iniciado la conquista de nuestras ciudades norteafricanas de Ceuta y Melilla".
"Una conquista fría, pausada y tranquila, de 'invsión pacífica' o 'presión demográfica' de las dos ciudades españolas".
"Hablando más claro, se trata, y está claro que se ha conseguido, de infiltrar sin prisas y a lo largo de los años en ambas plazas, de población mayoritariamente españolas, un gran número de ciudadanos marroquíes que inicialmente nivelara ese desequilibrio poblacional y posteriormente se decantara claramente a una superioridad marroquí" (página 187).
A ver si va a tener razón aunque voy a precisar dos cosas: los ciudadanos musulmanes de Ceuta y Melilla son ciudadanos españoles a todos los efectos. Sólo faltaría. Algunos incluso han obtenido cargos de representación política o electoral.
Y sospecho que el ciudadano musulmán de Ceuta y Melilla prefiere continuar siendo español que marroquí por nivel de vida.
Aunque, lógicamente, esto no es equiparable a barrios depauperados com la Cañada de la Muerte de Meilla o el Príncipe de Ceuta. Me temo que hay zonas que son un polvorín.
Por otra parte, las Canarias tampoco son las Malvinas -que estaban a 10.000 kilómetros del Reino Unido- pero es evidente que están más cerca de África que de la península.
Además, otro detalle relevante: Trump acaba de reconocer -al final de su mandato- la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
Supongo que a cambio del reconocimiento de Israel por Marruecos como han hecho ya otros países desde los Emiratos Árabes Unidos. Efecto dominó.
Pero no sé si en el acuerdo hay alguna cláusula secreta.
Sin voluntad de comparar, la cláusula secreta más famosa de la historia fue la del pacto Ribbentrop-Molotov por la que ambos se repartieron Polonia en 1939.
Como en los viejos de Prusia y el Imperio Ruso. Polonia ya sufrió tres particiones en el siglo XVIII.
Y España ha perdido hace tiempo el estatus de potencia.
La última vez que sacó pecho fue con Perejil.
La recuperación de un islote cercano a la costa marroquí en el 2002. Todavía con el gobierno Aznar.
Recuerdo las palabas del entonces ministro de Defensa, Federico Trillo: “al alba y con tiempo duro de levante”.
A Trillo, comandante jurídico en la reserva, le pudo el subconsciente.
Pero, visto en perspectiva fue una buena iniciativa desde el punto de vista geopolítico y geoestratégico.
¿Actuaría ahora igual el gobierno español ante una iniciativa unilateral marroquí semejante? Pues, francamente, tengo mis dudas.
Además, Marruecos nos tiene tomada la medida desde la Marcha Verde y la descolonización del Sáhara.
La relación entre ambos países ha sido un permanente estira y afloja.
El reino alauita, en realidad, siempre nos tiene cogidos por un sitio.
O por varias: Ceuta y Melilla, el Sáhara, la pesca.
Supongo que en los planes del Ministerio de Defensa las mayores amenazas deben venir del sur.
Desde luego, permítanme insistir, todo esto es política ficción.
Pero dos detalles también.
El presupuesto militar de Marruecos ha ido creciendo con el tiempo.
La Razón publicaba este sábado una información con el titular “España-Marruecos: una frontera demasiado caliente”.
No he conseguido encontrar el link del reportaje en internet pero me llamó poderosamente la atención dos datos del gráfico.
Marruecos destina más de un 10% de su PIB a defensa, España sólo el 3% a pesar de la diferencia en PIB y población entre ambos países.
Y que el número de efectivos del Ejército de Tierra es de 325.000 frente a los 75.000 españoles.
Tuve que volver a cerciorarme antes de escribir este post. Espero que los colegas de La Razón no se hayan equivocado.
Es cierto que España optó por un ejército profesional a mediados de los 90 -más por presión social y política que porque pudiera permitírselo- pero tampoco sé si ello es garantía suficiente con los recortes presupuestarios.
Marruecos, por otra parte, tiene intención de adquirir aviones F-35 a Estados Unidos, considerado el mejor avión de combate del mundo.
Además de helicópteros Apache y 200 tanques de combate M1 Abrams. Lo desvelaba el otro día El Español.
Por supuesto todavía tardarán en llegar. Y en ser operativos.
Pero tecnológicamente hablando son superiores a los F-18 de Ejército del Aire español y sospecho que también a los Eurofighter. España tiene 70 unidades del caza europeo.
Desde la II Guerra Mundial se demostró que, en todo conflicto, la superioridad aérea es decisiva.
España compró los F-18 en 1983. Hace casi cuarenta años. Han quedado obsoletos. Hasta han dejado de estar en servicio en la Navy.
El presupuesto español en defensa, por otra parte, fue de unos 15.000 millones de euros en el 2019. Aproximadamente el 1,27% del PIB. Muy por debajo del 2% que recomienda la OTAN.
En plena crisis económica y con recortes sociales la opinión pública -algunos partidos y medios de comunicación- no entenderían un incremento del gasto en esta partida.
Miembro de la UE y de la OTAN, tampoco hay sensación de amenaza militar alguna. Y Ceuta o Melilla quedan muy lejos.
En resumen: España no tiene moral de combate.
Me dirán ustedes que me dejo precisamente la Alianza Atlántica, que garantiza la integridad territorial de sus estados miembros.
Pero, primero, la propia OTAN está en crisis. Una cosa es garantizar la integridad de Letonia, Estonia y Lituania y la otra de Ceuta y Melilla.
E incluso la de los primeros sería difícil con Rusia en sus mejores tiempos y sin el paraguas de Estados Unidos.
Tampoco sé si los propios estatutos de la organización contemplan su intervención fuera del continente europeo. O si España puso una cláusula de salvaguarda antes de su ingreso.
Para la mayoría de países miembros de la OTAN, Ceuta y Melilla deben ser dos antiguas plazas coloniales aunque fueran conquistadas mucho antes de la fundación del Reino de Marruecos.
Tampoco está el horno para bollos en un conflicto con un país árabe.
Ya han visto cómo han dejado a Francia sola en cuanto Turquía ha llamado al boicot de productos franceses. A pesar de la decapitación de aquel profesor o el ataque en una iglesia de Niza.
Hay otro aspecto también a tener en cuenta: hay casi un millón de marroquíes en España.
Más de doscientos mil en Catalunya. Somos la comunidad autónomas con más magrebíes.
En realidad nadie lo sabe a ciencia cierta porque los sin papeles no salen en las estadísticas y los nacionalizados dejan de salir.
¿Cómo reaccionarían en casto de conflicto?¿Se mantendrían fieles al país de origen o al de acogida? Las raíces tiran mucho.
Por supuesto, los servicios de información -CNI, Policía, Guardia Civil- tienen por misión tener controlados a los más radicales.
Pero no siempre lo consiguen. Basta recordar los atentados de Atocha, la explosión de Leganés o más recientemente el atentado de las Ramblas.
En contra de hipótesis tan descabelladas como las que planteo en estas líneas hay que decir que España y Marruecos mantienen buenas relaciones de vecindad.
La relación fue especialmente fluida entre Juan Carlos I y Hassan II. Y entre el primero y su sucesor, Mohamed VI.
Tampoco tengo conocimiento de la relación personal entre el rey Felipe y Mohamed VI. Aunque los Reyes visitaron Marruecos en febrero del 2019.
Tradicionalmente el primer viaje de estado de un nuevo jefe de gobierno es a Marruecos.
Aunque evidente que en los últimos meses el ambiente se ha enrarecido. Han aparecido aquello que, en términos diplomáticos, se denomina “contenciosos”.
Como el alud de inmigrantes a Canarias. En algunos casos sin la ineficacia -o la tolerancia- de Marruecos no sería posible.
O la ampliación de su espacio marítimo que "se adentra en las 200 millas de España en Canarias” como explicaba El País el pasado 1 de abril.
El apoyo del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, al referéndum del Sáhara tampoco debe haber ayudado mucho aunque es una reivindicación tradicional de la izquierda española.
En fin, les dejo. Espero no turbarles el sueño. En la historia, como en la vida, el 90% es azar.
Aunque en la política, como en las relaciones internacionales, todo puede empeorar.
PD/ He escogido, para ilustrar este artículo, la conocida obra de Fortuny sobre la batalla de Tetuán con Prim sable en ristre.