Entre los historiadores del género hay el convencimiento de que la Primera Guerra Mundial fue causa de la Segunda. Y la mayoría coincide en que el Tratado de Versailles fue determinante en el desencadenamiento del conflicto.
A mí, la verdad, no me cuadra tanto porque antes del Tratado de Versailles hubo el de Brest-Litvosk. Rusia perdió de un plumazo Ucrania, Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania y Besarabia. Y los rusos no resultaron tan revanchistas como los alemanes. Pero bueno.
Desde luego había también otros factores: la derrota militar, la revolución espartaquista, el vacío de poder, la hiperinflación, el miedo de las clases medias. Pla quedó toda la vida horrorizado porque el dólar americano llegó a cotizarse a 4,2 billones de marcos.
Cuando ya tenía 79 años todavía escribía en la revista Destino: “Me dí cuenta de la importancia que tiene la moneda, el precio de la moneda en la vida humana” (1). Ir a comprar el pan tenía que ser un suplicio. Con algún carretón cargado de billetes.
Pero sirva la alusión al Tratado de Versailles para remarcar que las derrotas humillantes nunca son buenas. Ni en la guerra ni en la política. Siempre dejan un regusto amargo en el vencido. La semilla de futuros conflictos. Teniendo en cuenta, además, que la política es como la guerra pero sin sangre.
En castellano, hay otro refrán que viene más o menos a pelo: “a enemigo que huye puente de plata”. Yo, en todo caso, prefiero esta frase de Churchill: “In war: resolution, in defeat: defiance, in victory: magnanimity?, in peace: good will.” Creo que la pronunció tras visitar la Alemania devastada. Pues eso: buena voluntad.
Ya sé, Mariano, que, en el PP debéis estar hasta los cojones del procés. Que tu debes haber subido diez escaños en los últimos dos días. Y que entre los mandamases del partido llegastéis a la conclusión que “nos estaban chuleando” en frase atribuida a Jordi Moragas.
Al fin y al cabo con Convergencia os entendisteis siempre. Al menos hasta que se echaron al monte. Os lo debeis haber tomado como una traición de clase. Hasta me acuerdo que firmasteis el Pacto del Majestic. Pujol siempre dijo que Aznar lo cumplió a rajatabla.
En fin, ya ves. Pero si el Gobierno opta por una victoria por goleada sobre el soberanismo catalán no te quepa la menor duda de que, tarde o temprano, Catalunya será independiente. El futuro de España depende, en buena parte, de cómo administreis ahora la victoria judicial y policial. Las victorias pueden resultar efímeras.
(1) Notes del Capvesprol, Destino, Barcelona, 1979, pàg 121 (Volumen XXXV de su obra completa)