El otro día vino la eurocandidata del PSOE, Elena Valenciano, a un acto del PSC en Montmeló (Barcelona) y dijo una frase para enmarcar: “hay que decir ‘no’ a la derecha de Mas, Rajoy y Merkel”.
La cosa, al menos entre los suyos, surtió efecto porque la JSC se ha apresurado a iniciar una campaña en las redes sociales contra "los gobiernos de derechas" aprovechando el Primero de Mayo.
Pero ha sido ipso facto, como la madalena de Proust: a mí me ha venido a la cabeza el primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, que acaba de imponer unes recortes de 50.000 millones de euros.
El Gobierno galo, en efecto, congelará las pensiones y las prestaciones sociales. Tampoco revalorizará el sueldo de los funcionarios, sin subidas desde 2010. En total, el Estado asumirá 18.000 millones del ahorro, las corporaciones locales 11.000, la sanidad 10.000, y las famosas prestaciones sociales otros 11.000 millones.
Valls, para justificar los recortes, se ha apresurado a decir una verdad como una casa: “le debemos la verdad a los franceses. No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades. Debemos romper esa lógica de la deuda que nos tiene atados de manos”.
Por eso a mí me gustaría saber qué opinan ahora los socialistas catalanes -y españoles- que tanto criticaron los recortes de Rajoy o de Artur Mas. Porque ningún gobierno hace recortes por voluntad propia con el desgaste electoral que supone. Al fin y al cabo gobernar se ha convertido en el arte de sumar dos más dos igual a cuatro.
Todo ello sin menoscabo que tiene cojones que en España hay casi seis millones de parados -5.933.300 según la última Encuesta de Población Activa- y todavía salga el gobierno del PP a venderlo como el inicio de la recuperación económica. Aunque haya 187.000 parados menos. Un país con casi seis millones de parados no es sostenible.
Y lo de Luis de Guindos anunciando, en la última rueda de prensa del Consejo de Ministros, que se crearán 600.000 nuevos empleos hasta el 2015 me recuerda aquella promesa de Suárez del "puedo prometer y prometo" que, a la postre, fue el principio del fin de su carrera política. Toquemos madera, pero Hitler llegó al poder con cinco. Y vamos a ver qué pasa en las europeas.
Xavier Rius es director del digital catalán e-notícies