Yo creo que quieren otro 155. Aquella vieja teoría de Lenin -o de quien sea: soy poco ducho en revoluciones- de cuanto peor mejor. Acción, represión, acción. Ya tiene gracia que gente que veranea en la Cerdaña o en Cadaqués -¡y que incluso van a misa- se haya vuelto leninista. Pero eso es otro cantar.
Hasta los portavoces del proceso están frenando. Sólo hay que leer últimamente a Álvaro o Josep Martí preocupados por el cariz que está tomando el asunto tras haber estado cinco años pregonando las excelencias del proceso. Ya saben que las revoluciones acaban pasando por encima de los que las inician. Y si no que se lo pregunten a Kérenski o a Robespierre.
Ya se lo dijo el nuevo presidente de la Generalitat a los “compañeros” de la CUP. Les pidió “que se mantengan alertas por si caen en la tentación del autonomismo”. Carles Riera ni siquiera se movió del escaño para la réplica: “le aseguro que estamos en alerta máxima”. Como aquella película de Steven Seagal (1992) que se liaban a tiros en el Missouri durante su última travesía. Gobernar con la CUP será un calvario. Mas ya tiene experiencia en ello.
Pero la intervención estelar fue la del portavoz de JxCat, Eduard Pujol. Sobre todo cuando preguntó en tono solemne: “Señores del Gobierno: ¿qué día levantarán el 155?". "Hagan el favor, no se duerman, no nos tomen más el pelo, y levanten el 155. Por favor, día y hora. ¿Cuándo levantarán el 155?”, insistió
Este hombre da miedo. En la imagen captada por el fotógrafo ya sale con el dedo acusador. Pero si a Albiol le decía al mismo tiempo "no mueva la cabeza, no mueva la cabeza". ¡Ya no se puede ni mover la cabeza en el hemiciclo!.
Y el sábado se atrevió a reñir a Roger Torrent por unos murmullos. "No vamos bien, presidente", le espetó nada más empezar su intervención. En la segunda sesión, en cuanto le dijo el habitual "se le ha acabado el tiempo", levantó la mano como un agente de la guardia urbana pero ni le miró. Se nota la supeditación de ERC a JxCat hasta en estos pequeños detalles.
En fin, es desconocimento o mala fe y no sé que es pero porque el acuerdo apobado por el Senado aquel lejano 27 de octubre establecía que el 155 estará vigente “hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalitat”.
Yo, cuando oigo la finezza, el tacto, la diplomacia del señor Eduard Pujol en sus intervenciones parlamentarias -o incluso en sus entrevistas periodísticas- me pregunto: ¿Cómo pudo llegar a director de Rac1? ¿Lo puso el conde de Godó o se lo pusieron?.
Todavía es más extraña su aceleración en seis meses. Menos de seis meses porque nada más ser nombrado portavoz de JxCat se fue a un debate preelectoral en la Pompeu y ya les dijo “neofranquistas” a los Ciudadanos. Partido que, todo sea dicho, luego sacó más de un millón en las elecciones.
Pero por eso creo que, lo que quieren de verdad, es otro 155. Convencidos de que así ensancharan la famosa base social, podrán apelar a Europa y decir que España es como Turquía. Creo que se equivocan, el Reino Unido ha suspendido la autonomía del Ulster cinco veces. Ni siquiera protestaban los irlandeses. Y en una ocasión durante más de cinco años.
Al Estado ahora ya no le temblará el pulso. Ahora ya saben cómo se aplica el 155. Y más allá de las manifestaciones y las declaraciones pomposas aquí no se ha roto ni una farola como Javier Bardem en Los lunes al sol.
Más bien lo opuesto, la aplicación del 155 fue una balsa de aceite. Y esperemos que no cambie. ¡No dimitió ni Elsa Artadi ni Laura Borràs en solidaridad con los presos!. Al contrario, continuaron cobrando hasta enlazar con su sueldo como parlamentarias. Así también hago yo revoluciones.
Ademas, gobernar va a ser muy duro. Van a tener que hacerlo tras haber anunciado la tierra prometida a los catalanes y haber estado cinco años taladrando de que la Generalitat es una gestoría. Que el autogobierno de Catalunya era de fireta a pesar de notables comptencias -sin parangón en Europa- en educación, sanidad o medios de comunicación. El Estado ahora no dejará pasar ni una.