El pasado 18 de octubre publiqué un artículo diciendo que, si fuera yankee, votaría Trump. No se crean, la cosa tenía cierto mérito porque era cuando arreciaban las denuncias sobre acoso sexual y Hillary parecía alejarse definitivamente en las encuestas. ¿Cómo podía ser que una persona que aparentemente está en sus cabales, en pleno uso de sus facultades mentales y sin más traumas infantiles que los necesarios para ejercer el periodismo aquí y ahora pudiése optar entonces por Trump?
Bueno, en primer lugar por afinidad ideológica, claro. La gente vota con la cabeza o con el corazón, a veces incluso con el estómago. Y a mi Trump siempre me pareció un tipo decente. Quizá un poco fanfarrón, pero decente al fin y al cabo. En cambio, Hillary parecía sacada de una serie de televisión. De esas tipo Modern Family o Dos hombres y medio que echan en la tele. Donde, sin duda, podría ejercer un papel secundario. La tieta perfecta.
En seguno lugar porque siempre albergué la esperanza de que, pese a todo, podía ganar. Era un poco como ir a contracorriente. De hecho, el antisistema era él. Ni siquiera ha sido alcalde de su pueblo. En cambio, Hillary lleva toda la vida en política. Votar por Trump era como ser del Atleti en Madrid: la mayoría es del Real Madrid pero a veces suena la flauta y te llevas una Liga contra pronóstico. Como la del 2014.
Por todo ello, de la victoria de Donald Trump se pueden extraer cuatro conclusiones:
- La primera, como ya avancé en un artículo anterior -éste escrito en catalán-, la prensa va por un lado y los electores por el otro. El jodido de Trump ha ganado con casi toda la prensa americana en contra. No sólo las vacas sagradas como el New York Times o el Washington Post sino también diarios próximos a los republicanos que, a última hora, cambiaron de bando.
- Es la victoria de las clases medias, que somos las que pagamos impuestos pero también, felizmente, las que decidimos gobiernos porque podemos inclinar la balanza hacia un lado o hacia otro. En TV3 creo que todavía no se han enterado porque en el Telenotícies noche de este miércoles todavía decían que a Trump no la había votado la “América real”. ¿Se pueden sacar 290 votos electorales sin que te vote la "América real"?. A Trump lo han votado incluso las clases populares. Y, desde luego, los hispanos. Ahí está el resultat en Florida. Aunque sea el prototipo de wasp.
- La gente está harta de la corrección política. Los valores están cambiando. Ahora los electores quieren sobre todo seguridad, orden, autoridad y la inmigración es ya un tema fundamental. Ya se ha visto con el Brexit. Tenemos suerte que aquí no haya un partido ultra a semejanza de los muchos que hay en Europa -siempre vamos con retraso- porque el mapa político saldría roto hecho pedazos. Hace gracia que critiquen el proyecto de Trump de controlar la frontera con México los mismos que han desalojado el campamento de Calais o el Stalingrado de París. ¿En Ceuta y Melilla no hay vallas?. Pues eso.
- El voto de Trump es un voto contra el sistema: Hillary llevaba toda la vida en política. Él procede del mundo de los negocios. De hecho, es un líder nato. El jodido siempre ha ganado. Me dan un poco de miedo porque, con frecuencia, a estos self made man se les sube el éxito a la cabeza y pierden la perspectiva. Ya sé que no me hará caso -como a Puigdemont, por otra parte- pero ayer le mandé un tuit diciendo precisamente que lo más importante ahora era mantener los pies en el suelo.
En fin, al salir este jueves del Parlament con mi flamante camiseta pro Trump, me topé con el Secretario General de la Presidencia de la Generalitat, Jordi Vilajoana, quizá el único amigo que le queda a Mas en política. Vilajoana tiene nariz -olfato- porque viene del mundo de la publicidad y a éstos no se les escapa una. Me dijo una cosa que me quedó grabada: “ho farà de conya” (“lo hará de narices”). Incuso el socialista Miquel Iceta, que el domingo podía el voto por Hillary, elogió ayer el primer discurso mesurado del nuevo presidente electo.
Tras el resultado en las eleccions USA, mi mujer -que ni siquiera es del gremio: con un periodista en la família es más que suficiente- me decía aquella frase tan de moda de que “los políticos piensan que la gente es tonta”. Pero ha añadido: “A la hora de votar, ahora cada vez tiene más herramientas para saber qué vota”. Pues eso. En la época de twitter y facebook, los medios de comunicación ya no son lo que eran. Ni en capacidad de influencia ni de persuasión.